Guía de audioCatedral de Notre Dame
Cathédrale Notre-Dame de Paris
Imponente catedral del siglo XIII con arbotantes y gárgolas y marco de la novela de Víctor Hugo.
Elevándose sobre el corazón de París, en una pequeña isla en medio del río Sena, la Catedral de Notre-Dame atrae a visitantes de todo el mundo. Sus torres, que se alzan muy por encima de la ciudad, han sido testigos de casi nueve siglos de vida parisina. La historia de la catedral comenzó en el siglo doce, cuando una multitud de trabajadores colocó la primera piedra por orden del rey Luis el Séptimo y del papa Alejandro el Tercero. Aunque las demoras financieras extendieron la construcción durante casi doscientos años, Notre-Dame surgió como un auténtico prodigio del arte gótico: majestuosa, esbelta, con arcos apuntados, bóvedas de piedra nervadas y los célebres arbotantes que sostienen sus inmensas paredes de piedra.
A lo largo de los siglos, hombres y mujeres se han reunido aquí en acontecimientos que quedaron en la historia: la coronación de reyes, la consagración de emperadores como Napoleón y la celebración de momentos alegres y trágicos de la ciudad. La Revolución Francesa estuvo a punto de borrar las esculturas de la catedral, incluida la fila de veintiocho reyes de piedra en la fachada. Muchas de estas estatuas perdieron la cabeza en un intento por eliminar símbolos de la monarquía, pero algunas piezas sobrevivieron, ocultas y enterradas hasta que, siglos después, fueron halladas y ahora se exhiben en museos.
El arte y las leyendas dan a Notre-Dame un carácter único. Las gárgolas y quimeras misteriosas que vigilan desde las balaustradas fueron añadidas durante la gran restauración del siglo diecinueve, dirigida por Eugène Viollet-le-Duc. Otro parisino, el escritor Victor Hugo, rescató el edificio del abandono gracias a su famosa novela sobre el campanero jorobado, inspirando así a la ciudad a restaurar este monumento tan querido.
La luz del sol atraviesa los magníficos rosetones de vitrales, iluminando las columnas de piedra con matices suaves. Aunque muchas de las ventanas datan del siglo diecinueve, tres enormes rosas del siglo trece conservan aún su vidrio original: un vínculo genuino con la Edad Media. Dentro de la catedral se resguardan reliquias sagradas, como la Corona de Espinas que, según la tradición, llevó Cristo, junto con otros objetos históricos que atraen a peregrinos y turistas.
El misterio envuelve este lugar. Una de sus leyendas cuenta que un artesano terminó los grandes portones de hierro tras recibir la inesperada visita de un espíritu oscuro a medianoche.
Los ecos de las campanas de Notre-Dame han acompañado a París a lo largo de los siglos. La más antigua, llamada Emmanuel, suena desde finales del siglo diecisiete y marca los acontecimientos más importantes.
El quince de abril de dos mil diecinueve, las llamas consumieron gran parte del techo y destruyeron la elegante aguja del siglo diecinueve. Aun así, tal como sucedió en el pasado, el esfuerzo por salvar la catedral unió a personas de todo el planeta.
Hoy en día, Notre-Dame sigue siendo un poderoso símbolo de la identidad, la historia y la cultura francesas. Sus distintas capas arquitectónicas, los relatos legendarios y el proceso de restauración invitan a quienes la visitan a descubrir una historia viva, modelada por la fe, el arte y una ciudad en constante transformación.